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Los piensos cárnicos son alimentos procesados para animales, usados en la alimentación de perros y gatos. Se elaboran a partir de subproductos y productos de origen animal, junto con otros ingredientes como cereales, grasas y aditivos. A continuación, te contamos el proceso general de cómo se fabrican los piensos cárnicos:
Proteínas: productos animales (carnes), subproductos animales, harinas de carne o pescado, productos proteicos de origen vegetal, subproductos vegetales.
Grasas y aceites: grasas animales y grasas vegetales.
Carbohidratos: cereales, subproductos de cereales, tubérculos.
Fibra: fibras vegetales, subproductos vegetales.
Vitaminas y minerales: vitaminas A, D, E, K, y del complejo B (B1, B2, B3, B6, B12). Calcio, fósforo, potasio, magnesio, zinc, hierro, cobre, manganeso, selenio. etc.
Aditivos, conservantes y saborizantes: conservantes, saborizantes, colorantes y antioxidantes.
Para aumentar la palatabilidad hay un producto en el mercado llamado digest que es un producto hidrolizado, una mezcla líquida o en polvo que se obtiene a partir de subproductos animales (como vísceras y huesos, ya sean de aves, peces o mamíferos) mediante un proceso de hidrólisis, que es un tipo de descomposición química. El digest se usa como recubrimiento de las croquetas, si os viene a la mente el olor de un alimento para animales que al abrirlo os haya llamado la atención seguramente llevase digest.
Para empezar, un equipo de nutricionistas veterinarios debe elaborar una receta de pienso que se adapte a las peticiones del cliente.
La selección de los ingredientes se basa en la gama que quiera ocupar en el mercado, desde gamas altas que usan algunos ingredientes aptos para consumo humano, a las gamas más bajas que eligen aquellos ingredientes más económicos y menos saludables, generalmente etiquetados como subproductos.
Una vez escogidas las materias primas, los ingredientes son triturados y molidos. Esto facilita su procesamiento y la mezcla de todos componentes, productos animales con cereales, fibras, minerales y aditivos.
Todos los ingredientes, sobre todo los subproductos cárnicos triturados, se someten a un proceso de cocción a alta temperatura. Este paso tiene varios propósitos:
Esterilizar: Elimina bacterias y otros patógenos, garantizando que el alimento sea seguro para el consumo animal.
Deshidratar: Reduce la humedad de los ingredientes, lo que mejora su conservación y prolonga la vida útil del pienso.
Este proceso consiste en cocinar los ingredientes mezclados a alta presión y temperatura para moldearlos en pequeñas croquetas o pellets. Durante la extrusión, los ingredientes pasan por un molde que les da forma, y el calor cocina los ingredientes, haciéndolos más digeribles para los animales.
Este proceso también gelatiniza los almidones, lo que ayuda a que el pienso sea más fácil de digerir para las mascotas y mejora su textura y palatabilidad.
Después de la extrusión, las croquetas o pellets son secados para eliminar cualquier humedad residual. Esto es clave para evitar el crecimiento de moho o bacterias durante el almacenamiento.
Una vez secados, los pellets pasan por un proceso de enfriamiento para bajar la temperatura, lo que permite su manejo y envasado posterior.
Después del secado, los piensos reciben un baño de grasas, aceites y el digest para mejorar su sabor y el aporte calórico. Estos aceites también ayudan a cubrir el pienso con saborizantes que hacen el alimento más atractivo para los animales. En este paso también se añaden vitaminas y minerales para compensar lo perdido en el proceso de cocción o los déficits en la receta en el caso de los piensos de peor calidad.
Finalmente, el pienso cárnico es envasado en sacos o bolsas de diferentes tamaños. Se sellan herméticamente para conservar su frescura y evitar que se degrade con el tiempo.
Durante todo el proceso de fabricación, los productores de piensos cárnicos deben realizar pruebas de calidad para garantizar que el producto final cumpla con las normativas de seguridad alimentaria para animales. Estos controles pueden incluir análisis microbiológicos, pruebas de digestibilidad y revisión de la composición nutricional.
Aditivos: Los piensos cárnicos suelen contener conservantes para alargar su vida útil, así como antioxidantes para evitar que las grasas se oxiden, en algunos casos las cantidades abusivas de aditivos o la baja calidad de estos son causantes de problemas en la salud de perros y gatos.
Regulaciones: En la mayoría de los países, la producción de piensos está regulada para asegurar que los ingredientes usados sean seguros para los animales y no se utilicen materiales que puedan poner en riesgo su salud. Aunque en algunos países la industria cárnica que utiliza estos productos para sacar beneficio de sus desperdicios es la que se encarga de regular este mercado.
Aflatoxinas: toxinas producidas por mohos, pueden estar presentes en los cereales y subproductos utilizados en los piensos de baja calidad ya que se encuentran en productos y subproductos que no pasan controles y su coste es muy económico. Estas toxinas, cuando se consumen en grandes cantidades, pueden causar problemas graves de salud en los animales, incluyendo daño hepático y, en algunos casos, la muerte. Hubo retiradas masivas de piensos contaminados con aflatoxinas, especialmente en Estados Unidos, donde se reportaron muertes de perros debido a alimentos contaminados.
Melamina: En 2007, un grave incidente afectó a piensos para mascotas en varios países, particularmente en Estados Unidos y Canadá. La melamina es una sustancia química que se había añadido de manera fraudulenta para aparentar un mayor contenido de proteínas en el pienso, fue detectada en varios lotes. Los daños causados fueron insuficiencia renal en miles de mascotas y llevó a una retirada masiva de productos en todo el mundo.
Metales pesados: También se han detectado casos de contaminación por metales pesados como plomo, mercurio o arsénico en algunos lotes de piensos, lo que ha provocado daños a la salud de los animales y obligado a retirarlos del mercado. Los metales pesados además de poder aparecer por contaminación pueden acabar en los piensos por usar ingredientes no aptos para consumo humano por superar esos niveles.
Salmonela: Es uno de los problemas más recurrentes, esta bacteria puede afectar tanto a perros y gatos como a los humanos que manipulan el pienso contaminado. Si bien los animales pueden mostrar síntomas como diarrea, vómitos o fiebre, los humanos también corremos riesgo de infección al entrar en contacto con los piensos contaminados. Esto ha provocado retiradas de productos y advertencias de salud pública en varios países.
Listeria: Al igual que la salmonela, Listeria monocytogenes es otra bacteria que puede encontrarse en piensos mal procesados. Esta bacteria puede causar infecciones graves en los animales y representa un riesgo para los humanos que manejan el producto.
Desequilibrio de nutrientes: Uno de los problemas más comunes es el desequilibrio nutricional en algunos piensos. Esto puede deberse a la inclusión de ingredientes de baja calidad o a errores en la formulación. Por ejemplo, se han reportado casos de alimentos con deficiencia de taurina, un aminoácido esencial, lo que ha provocado un aumento de casos de cardiomiopatía dilatada en perros.
Vitaminas y minerales en exceso o en defecto: Algunos piensos contienen cantidades insuficientes o excesivas de vitaminas y minerales esenciales. En un caso en Nueva Zelanda, un lote de pienso para gatos contenía niveles inadecuados de tiamina (vitamina B1), lo que resultó en deficiencias graves que afectaron la salud neurológica de los animales.
Uso de proteínas no declaradas: En algunos casos, los fabricantes han utilizado proteínas animales de origen no declarado, lo que ha generado controversias. Por ejemplo, algunos piensos etiquetados como "de pollo" han sido encontrados con restos de otros tipos de carne, como cerdo o ternera, lo que afecta a consumidores con expectativas de transparencia, especialmente aquellos cuyas mascotas tienen alergias alimentarias.
Carne de caballo: Un escándalo alimentario en Europa, inicialmente vinculado al consumo humano, reveló que algunos productos etiquetados como carne de ternera contenían carne de caballo. Aunque el problema afectó más a los alimentos para personas, también se descubrió que algunos piensos para perros y gatos contenían carne de caballo no declarada, lo que generó preocupación entre los consumidores.
Uso excesivo de subproductos animales: Si bien los subproductos animales pueden ser una fuente válida de nutrientes, algunos fabricantes utilizan subproductos de baja calidad (como plumas, pezuñas o picos) que tienen poco valor nutritivo. Esto afecta la calidad general del pienso, haciéndolo menos nutritivo para los animales.
Harinas de carne de mala calidad: Las harinas de carne utilizadas en algunos piensos pueden provenir de fuentes de bajo valor, lo que reduce la calidad del alimento. En algunos casos, estas harinas incluyen restos de animales muertos o sacrificados por enfermedad, lo que pone en duda la seguridad y salubridad del producto final.
Algunos fabricantes han sido criticados por prácticas de etiquetado engañoso, como indicar que un producto es "premium" o "natural" cuando en realidad contiene ingredientes de baja calidad o grandes cantidades de aditivos. Este tipo de prácticas ha llevado a quejas y demandas por parte de los consumidores.
Cuando se detectan problemas de seguridad o calidad en un lote de pienso, los fabricantes suelen realizar retiradas voluntarias o forzadas por las autoridades regulatorias. Estas retiradas pueden ser costosas para la industria y generar desconfianza entre los consumidores. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA), por ejemplo, ha llevado a cabo numerosas retiradas de productos debido a problemas de contaminación o formulación.
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